Nuestra media naranja.
Comúnmente desde que tenemos memoria se nos ha instaurado que debemos buscar nuestra otra mitad para ser felices, esa otra persona que nos complementará y nos hará sentir dichosos el resto de nuestra vida.
Ese concepto tiene algo de cierto y es que sí existe nuestra otra mitad, aunque no es como la mayoría piensa.
Nuestra media naranja no es otra persona más que nosotros mismos.
Nuestra percepción en este mundo mientras estamos desconectados de nuestro Yo superior es una experiencia muy traumática donde no sabemos quiénes somos, de dónde venimos, ni a donde vamos; por lo que nos sentimos separados y con necesidades.
Cuando te conectas con tu Yo superior (algunos la llaman así) dejas de necesitar, sabes quién eres y que todo pasa por algo, que eres amado por la consciencia por el simple hecho de existir y que todo lo que vayas a requerir durante el transcurso de tu vida será provisto.
Confías en la fuente, en tu Yo superior que cuando están alineados te sientes completo y sabes que cada paso de tu experiencia es para tu bien mayor.
Dejas de tener miedo pues te sientes guiado y amado por tu fuente que sabe lo que es mejor para ti, que con nuestra limitada visión y conocimiento real no sabemos que es lo mejor para nosotros y mucho menos para los demás, pero cuando te conectas con tu "otra mitad" no necesitas de nadie para ser feliz y por si fuera poco esto te hace una persona con la que las demás personas se sienten cómodas, te hace atractivo pues te vuelves un ser íntegro, completo.
Tus decisiones son tomadas sin sentimientos de culpa y haces lo que tu corazón, to otra mitad te dicta sin prejuicios y sabes que si bien otras personas pueden darte sugerencias nunca será nada más importante que lo que tú sientas que está bien para ti y por consecuencia te vuelves un manifestador de tu realidad y creador de tu destino pues un corazón que puede sentir libremente y hacer y desear sus verdaderos anhelos vinculados con el amor que es la consciencia que lo mueve todo en el universo se vuelve un canal que manifiesta ese amor en todo lo que le rodea.
Cuando te unes con tu otra mitad no solo te vuelves una persona plena en tu relación de pareja sino en todos aspectos, te vuelves un canal abierto para la prosperidad y esa energía que es la consciencia, el amor, que es como un río que en cuando deja de haber resistencia éste puede correr libremente.
Dejas de apegarte a que tu relación deba ser de una u otra manera sino que al no necesitar y solo escuchar a tu esencia puede ser que dependiendo de lo que cada persona realmente necesita y busca puede tener una relación que dure un día o toda la vida pero ya no juzgas como buena o mala sino que sabes que todo es para tu expansión y cuando actúas a través del amor resultado de tu verdadera unión con tu "otra mitad", tu Yo superior, está guiará los deseos de tu corazón y querrás lo que realmente deseas y no lo que se te ha dicho que debes desear.
A su vez si una relación termina, en lugar de sentirte desdichado bendices a quién entro en tu vida y le agradeces el haber pasado por aquí, sabes que no es por mal que alguien ya no este contigo, sino que es lo mejor para ti, para ambos.
Deja de haber rupturas traumáticas y víctimas, simplemente personas que incluso separadas se tienen cariño y que se bendicen mutuamente en sus nuevos caminos.
"Gracias por haber estado en mi vida y por todo lo que me has dado, me haz honrado con tu presencia en mi vida, que Dios te bendiga y este siempre a cada paso en tu nuevo camino."
Cuando te unes con tu otra mitad te sientes fenomenal incluso estando por tu cuenta, no necesitas a nadie para ser feliz más que tu propia persona íntegra y si llega alguien será para compartir esa abundancia.
Tu relación de pareja se vuelve una verdadera bendición pues ya no se basa en necesitar de otra persona para ser feliz, sino que tú ya lo eres y tu pareja es con quién compartir ese amor y abundancia que ya existe en tu corazón y que no depende de nada ni de nadie, sino que eso eres y eso los hará vivir en prosperidad, plenitud, amor y abundancia todo el tiempo que estén juntos, sea poco tiempo o por toda la vida.
Unirte con tu otra mitad requiere simplemente que renuncies a querer controlar la vida, a que comprendas (esto es lo "más complicado" en algunos casos) que no hay nada que demostrar, que ya lo vales y mereces todo simplemente por existir, renuncia a la carrera de ratas que envuelve a la humanidad y que escuches a tus verdaderos anhelos, sabrás cuales son si estos te generan paz al pensarlos y sentirlos, es dejar de luchar contra las circunstancias, contra la gente, darte cuenta que en el fondo todos somos simplemente consciencia pura (amor) y que los conflictos son generados por un trastorno que todos tenemos llamado ego y cuando te das cuenta de esto dejas de tomarte las cosas personal y bendices incluso a quien te ofende pues es una súplica de ayuda, renuncia a todo y di simplemente "hágase tu voluntad", siembra amor, divorciarte de todo lo que te haga sentir mal, ya sean objetos, lugares, trabajos, personas, ropa, comida, lo que sea y comienza a hacer puras cosas que te hagan feliz, sigue ese sendero y encontraras... a tu otra mitad.
Al final te darás cuenta que nunca tuviste que hacer nada, sino deshacer.
Por Eduardo Cid